Buscando adentro, pero adentro de mí misma recorro profundos senderos de diferentes matices, me encuentro saltando entre la tristeza y la alegría, entre la esperanza y la enorme desesperanza.
Suelo tener más inclinación a volar que a sentirme pegada al suelo aunque hoy, justamente hoy me siento atada a un yunque de tristeza.
La tristeza es una emoción que espanta, nubla la visión, empaña los vidrios y agranda cualquier vicisitud convirtiéndola en el dragón más terrible de vencer... Lo extraño es que amo los dragones, claramente no los que derraman tristeza y congoja, amo aquellos que juegan, dibujan figuras en el cielo e inspiran bellas historias de amor.
Gustavo Roldán dice que: "Aunque los dragones saben mucho, siempre tienen una mirada llena de asombro. Se asombran de las cosas que no conocen y de las cosas que conocen. A todo lo que conocen lo miran con ojos nuevos cada día y, si la mirada es nueva, las cosas son diferentes."
Quisiera ser dragón por un rato, o un día, o un mes, o un año, pero no quisiera que hubiera quien intentara cazarme, porque entonces sería un dragón triste y ya les estuve contando sobre la tristeza.
En cambio cuando los senderos que recorro son los de mis alegrías aparece la esperanza, esa que espera siempre algo mejor, algo que pueda ser visto con nuevas miradas para sorprendernos cada día.
Este mundo que hoy recorremos nos encanta y nos espanta, mientras algunos luchan por un mundo otros luchan por una porción y las porciones siempre generan disputas, trozar es destrozar y en el destrozo siempre pierden los mismos.
Será que no nos parecemos en nada a los dragones... Que nuestra esencia está siempre dispuesta a ver lo que hay que sacar, lo que hay que deshacer, será que no nos podemos hacer cargo de lo que producimos, cultivamos y defendemos con mano dura, como si nuestra supervivencia dependiera de destruir al otro.
¿Por qué no comprendemos que otro es parte de nosotros?
¿Por qué no podemos mirarnos en ese semejante?.
La tristeza de hoy es mía y tuya, y de aquel y de aquella y de los mares y de la tierra y de las plantas y los animales, roguemos que no llegue a ser de los dragones también, porque si los dragones se entristecen perderemos la magia de ver las cosas diferentes.
Porque: "Los sueños de los dragones no son como los otros sueños, un sueño que se va. Son sueños que van tomando forma hasta que se los mira y se los ve de cuerpo entero.(G.R.)