martes, 22 de enero de 2019

Luna roja de agua y sal




Entre los recientes 20 y 21 de enero, en la transición del fin de un día para el inicio de otro much@s de nosotr@s nos dispusiomos a mirar al cielo para ver el eclipse de luna.
Luna roja, luna de sangre, luna de lobos, la luna es y ha sido identificada como energía femenina.
¿Quién le pone dudas a esta afirmación?
Su participación en lo que fluye, en lo que crece, en lo sensible, en lo poético y lo inaudito sigue presente envuelto en un halo de misterio e inspiración para las relaciones, nos invade con su presencia y sus efectos sobre los seres vivos.

La luna roja pareciera anunciar múltiples fenómenos a ocurrir, cambios a producirse, revoluciones del planeta, evoluciones del ser.
En estos días el anuncio de su aparición en todos los noticieros no hacía más que resonar en mis oídos con una mezcla extraña de asociaciones libres que seguramente serán deleite de terapeutas y expertos en psicología.
Pensar en Luna de sangre y su presencia me produjo escalofríos al recordar  la sangre de tantas mujeres que se anuncian como desaparecidas y que luego aparecen asesinadas. Entonces pienso ¿cómo no va a cubrirse la luna de sangre? ¿cómo no lloraría esta representación de la mujer lágrimas de sangre ante tantas de sus hijas muertas?, si fuera tomado como presagio estaríamos ante una denuncia tremenda, nuestra más antigua observadora nos dice que no dejan de matarnos y sus lágrimas son rojas como nuestra sangre vital.

También pensaba en nuestra propia luna roja cada mes, cada vez que nuestra marea interna anuncia que no hemos engendrado vida, pero que allí está en nuestro ciclo corroborándonos esa posibilidad. Y con este pensamiento volaban mis alas hacia momentos sagrados, únicos, dolorosos y creadores.

Luna roja, luna azul, superluna, momentos en los que ella se hace aún más presente y aún más cercana, más nuestra, no por pertenencia sino por identificación.
Nueve lunas de embarazo, ella mueve los océanos de la Tierra, las mareas y el agua en general. Nuestro cuerpo está compuesto de un enorme porcentaje de agua, la luna influye en él y sin duda en nuestras emociones y hoy a la orilla del mar se me ocurre que mueve lágrimas de alegría y de tristeza que bañan las costas para recordarnos que somos vulnerables.