lunes, 15 de octubre de 2018

TIC TAC, el tiempo.


Es extraño el tiempo, o la idea de tiempo, o la percepción de tiempo. 

Según su definición tradicional el tiempo es una dimensión física que representa la sucesión de estados por los que pasa la materia. Es decir que se entendía como algo absoluto, una magnitud exactamente igual para todas aquellas personas que lo observen.
Sin embargo, la mecánica relativista o cuántica entiende que los valores del tiempo pueden variar según el observador, el sistema de referencia que se utilice y el punto en el que se encuentre el observador.
He aquí mi propia percepción que oscila ante una y otra definición según el día y según la posición de observadora que adopte. En ocasiones mis articulaciones óseas o mis recuerdos me llevan de la mano a tomar la primera definición ya que siento el cansancio o las vivencias de mis cincuenta y cinco años a cuestas, pero otras veces mi cuerpo se aligera y mi entusiasmo por realizar tal o cual proyecto aceleran mi metabolismo hasta sentirme una joven inquieta capaz de bailar, reír y sentir cómo la adrenalina fluye fuerte y vital en mi cuerpo. Pero en esos momentos en los que me siento exultante paso por delante de un espejo o una vidriera y la pregunta me asalta de inmediato ¿cómo puede ser que esa imagen no refleje exactamente la juventud que estoy experimentando en este mismo instante?
Estimo que es una pregunta que no tiene respuesta, pero no puedo dejar de enunciarla una y otra vez porque esa contradicción la siento casi a diario. 
¿En qué momento pasó mi medio siglo? ¿Soy yo esa que veo en el espejo? ¿Por qué puedo bailar como si tuviera veinte años? ¿Es la experiencia la que me conecta inmediatamente con los niños y niñas? ¿Por qué un día se hace eterno y la semana en las montañas vuela? ¿En qué momento se convirtieron en mujeres mis niñas? ¿Cómo pasaron veintiséis años desde el inicio de mi proyecto de escuela? ¿Por qué esperar el turno en un consultorio médico es interminable? ¿Qué hace que una reunión de gente se convierta en un suplicio donde los minutos se extienden laxos e insostenibles?
Creo que el reloj es un invento perverso que no intenta medir el paso del tiempo sino controlar nuestras vidas con la intención de recordarnos que no somos perennes.
Miles de vivencias que siento fueron ayer y otras que fueron ayer parecen haberse perpetuado en mi vivir extendiendo sus segundos como cadenas que me atan inexorables al tic tac de un reloj déspota e inescrupuloso. 
Algo nos pasa con la noción de tiempo, algo nos incomoda cotidianamente, aunque nos cueste aceptarlo, algo que nos acerca a la vida o a la muerte indistintamente, según el sistema de referencia que utilicemos y el punto en el que nos encontremos como observadores.

Es extraño el tiempo, o la idea de tiempo, o la percepción de tiempo.