Que rabia incontenible, que impotencia, que fuerza
visceral sube por mis entrañas cual lava ardiente a punto de generar el
estallido de un volcán que lleva años de escuchar cómo se habla y deshabla
sobre la carrera docente. 39 años para ser más exacta, empecé el profesorado
con mis jóvenes 18 Sra. Soledad Acuña, corría el 1981 y trabajaba de 9 a
17hs.en una oficina del centro, salía de allí corriendo para llegar a horario
al Normal N# 3 a la primera cursada del turno vespertino. Toda mi carrera la
hice mientras trabajaba 8 horas para ayudar a parar la olla.
No la cursé por baja cultura, tuve la dicha de ser criada en una familia
humilde en extremo de la moneda corriente, pero rebosante de libros
pensamiento e ideales de libertad e igualdad.
Me acunó una abuela que huyó de la España franquista, me crio un papá que
sólo curso hasta segundo grado en Coruña pero que tenía un nivel cultural
irrebatible gracias a su capacidad de autodidacta, con un "don de
gente" del que Ud. carece irremediablemente.
Siempre supe que quería enseñar, siempre supe que quería escribir , siempre
soñé que podría hacer con mis alumnxs un mundo mejor, otra vida posible en la
cual el valor estuviera puesto en lo que sabemos hacer y no solamente en lo que
certifica un título.
Hoy me pregunto cómo llegó Ud. a ocupar su cargo, si no ama la pregunta
incipiente, la duda pugnante, la transgresión del que crea, la pasión y la
razón en constante tensión, la lucha constante por los derechos de los sujetos,
el poder irrevocable del error, la necesidad constante de la pregunta, la
convivencia diaria con la inquietud, las decisiones éticas y políticas
cotidianas... Esas que nos invitan a compartir las galletas en una panera para
que las "melbas y las rumbas" convivan con las "criollitas y las
maná".
Con su corta visión se da el lujo de hablar de lxs docentes denostándonos,
generando dudas acerca de las posiciones que debemos tomar ante nuestras
grupalidades, chuceando cual opinóloga barata a las familias para que denuncien
a aquellos docentes que toman posiciones políticas ante problemáticas o
contenidos de la sociedad.
Me da vergüenza ajena, me indigna, me lastima, pero también me provoca, me
subleva, me despierta y me pone en pie de lucha. Cuando quiera la espero,
podemos hablar horas de lo que significa la docencia, de quienes la eligen y
hacen de ella su razón y modo de vida.
¡Orgullosamente maestra!
María Julia Rodriguez