Me pregunto qué nos pasa a los argentinos y no logro comprender el idioma de las respuestas que llegan incongruentes de miles de gargantas. Pareciera que se ha establecido la ley de la polaridad en absolutamente todo lo que nos sucede, las redes sociales, los medios de comunicación. Los portavoces de unos y otros instan a esto o aquello, hasta la más terrible y triste de las noticias puede ser contrapuesta por otra que sopesa el valor de la una y la otra.
¿En qué momento nos volvimos enemigos de nuestros coterráneos? Siempre es posible disentir, siempre fuimos muy encarnizados en esto de lo blanco o lo negro, la derecha o la izquierda, Boca o River, pero ¿Qué nos pasó? ¿En qué momento elegimos ser tan intolerantes?
Me sorprendo cotidianamente ante expresiones que rozan el odio, o mejor dicho ante sentencias emitidas como productos de juicios propios parados en absolutas certezas.
Recuerdo haber leído sobre guerras civiles, recuerdo como me parecían tan ajenas a nuestro país, tan quedadas en otras historias, en otros lares, así como en la tierra de mi querido viejo cuando España se dividió en dos pueblos y cruelmente se mataron entre hermanos produciendo una tremenda pérdida de seres humanos, algo que ni siquiera pudieron imaginar. Recuerdo a mi abuela hablando de ello y de lo que sobrevino luego como represión imparable de los que triunfaron en ese enfrentamiento entre hermanos, conocí a muchos que se vinieron arrastrando su tristeza y amargura hasta nuestra tierra en busca de otras libertades... Y hoy soy yo la que transita esta enorme incertidumbre en la que la gente se expresa impiadosa CONTRA, CONTRA, CONTRA, como si el otro no fuera uno mismo, dependiendo de donde se pare.
¿Qué nos pasa?, la pregunta rebota y rebota incansablemente en mi cabeza, daña, golpea, lastima, hiere, tortura mis pensamientos y se apodera de mi estómago una mano impiadosa que aprieta hasta cortarme la posibilidad de digerir. Si éste o aquel en lugar de ser mi vecino con su realidad diferente, sus ideales diferentes, sus luchas distintas, es mi enemigo ¿De qué república federal hablamos?
Peligrosamente se destroza la palabra comunidad y se quiebra en mil pedazos indiferentes al resto, los y las jóvenes descreen de un mundo mejor posible y se embanderan detrás de lo que pueden con la inocencia propia de la inexperiencia, quizás olvidan que bajo esas otras banderas habitan las mismas personas que todos y cada uno de los días se prestan a la desigualdad, al odio, a la represión y a la repulsión de lo que les parece inferior, banal, distinto, todos encuentran justificación a su sentir mientras nos siguen vendiendo discursos de polaridades. Nada se suma, todo se resta, nada esperanza, todo destroza y nos vamos quedando cada vez más solos y temerosos de los otros y así lentamente, vamos perdiéndonos en un mundo de individualidades.
¿Qué nos pasa?
Nos pasa que somos egoístas. Nos pasa que todo pareciera pasar lejor de nuestra realidad y a gente que "algo habrán hecho"... nos pasa que no pensamos. Nos pasa que dejamos de pensar en el otro para pensar sólo en uno. Nos pasa que si nonoensas igual no hay posibilidad de armar comunidad. Me duele pensar que hay gente que justifique todo hasta las muertes... quiero tener la esperanza que están adormecidos y ya van a despertar... espero por el bien de todos, por un Bien común que no sea demasiado tarde...
ResponderBorrarAndrea
Gracias Andrea por sumarte a esta reflexión, como vos espero que sólo estemos adormecidos, y me incluyo por si observan en mí alguna señal de adormecimiento. No me dejen caer, sacúdanme!
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