Un espejo real o imaginario, un reflejo de lo que veo...
Como mariposa solitaria, mariposa que vuela cada día buscando primaveras, mariposa que no cede el color de sus alas, ni el derrotero de sus recorridos.
Me veo y me reconozco en cada una de ellas, sorprendida de verme como mariposa que aún en otoño asombra a su paso la mirada de quien se quiera detener a observar la resistencia que se oculta en su permanencia, la vigencia de sus colores, la constancia de su existir.
Mujer mariposa, ave fénix, mujer de lunas celtas, de sueños presentes, de llanto contra la almohada, mujer que espera pero no desespera, que se permite caer para levantarse, que escribe y reescribe, que camina nuevamente las calles de cada ciudad, que se encuentra y se desencuentra, que se apropia de la experiencia y descubre el valor de lo vivido...
Señora de nadie, ama de sí misma, madre en permanente debut de su rol, maestra por sobre todas las vocaciones, colega, compañera, amiga, creadora y alquimista en la cocina y la vida, actriz improvisada, lectora empedernida, apasionada por la literatura, la música y el canto, pregonera de cuentos, historias y poesía, exigente con el orden y la limpieza, insoportable con el verbo "pensar" en todas sus conjugaciones posibles, fanática de los zapatos, danzarina incansable, pecadora del todo lo puedo, a todo me animo...
Femenina por naturaleza y por elección, abuela en potencia, culposa en remisión, romántica hasta la médula, compulsivamente generosa, regalera, desprendida, fallida administradora, excesiva a la hora de contenerse, desbordada a la hora de explotar, de lágrima fluída y sonrisa fácil, de emociones profundas, de heridas sin cicatrizar, de afectos muy sinceros, de pocos amigos...
Un poco bruja, un poco maga. Un poco doña, un poco niña. Un poco acero, un poco pluma.
Una imágen, un reflejo, muchas preguntas, varias respuestas.
Me veo...
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