Ayer me sentí feliz recuperando recuerdos, raíces, molduras que estaban ocultas bajo un manto de olvido o no puedo, porque de pronto volvieron a mí y pude no solo recordarlas, sino revivirlas al compás de alguna vieja gaita gallega.
Me dí cuenta que muchas veces sumergimos en el olvido experiencias poderosas de nuestro pasado, o será que los años que nos quitan la vista en definitiva nos aclaran la visión de las cosas y nos permiten ver cuántos buenos momentos atesoramos en el alma.
La alegría que emociona y hace llorar, esa que te conecta con lo potente de la juventud en la que no existen no puedo cuando el deseo embarga y trasciende los obstáculos. Inmediatamente irrumpe la pregunta ¿Porqué no me dí cuenta de los intensos destellos felices?, las respuestas son tantas como individuos la enuncien.
Descubrir quienes somos no siempre nos resulta posible, ¡tanto afán puesto en quienes queremos ser!, entonces irrumpe otra pregunta, ¿Quienes queremos ser, para nosotros o para ese otro que nos mira?. Muchas dibujaremos la respuesta, le pondremos filigranas doradas para que pase desapercibido que la mayoría de las veces queremos ser para otros, para ser aceptados o valorados o amados.
Lo más difícil sucede cuando quien una es en realidad pulsa por salir, por aparecer, por romper esa cáscara en la que nos envolvemos para parecernos a la imagen que queremos mostrar. Allí nos sentimos en peligro, tambalea nuestro sostenido equilibrio sustentado en ilusiones superpuestas unas sobre otras, todo por entregarnos al deseo del otro.
Y un día ese otro se corre, o desaparece o enfoca su mirada hacia otra parte y la capa protectora de nuestra cáscara se resquebraja dejándonos a solas con nuestra carcasa a cuestas.
Y es en ese entonces cuando te sientes desnuda, desprotejida y desorientada porque quien una es en realidad empieza a salirse por cada grieta y a corporizarse delante tuyo y aunque esquives la mirada tu ser se vuelve omnipresente y está en todos lados, en todos tus gestos, en todos tus recuerdos obturados, en todos tus saberes adquiridos, en todo el reflejo que te devuelve el espejo. Ahí, justo ahí es donde debes decidir si te fundes con tu verdadero ser o eliges volver a construir una carcasa para alguna otra mirada externa.
Muchas veces las peores situaciones de tu vida terminan siendo las más grandes oportunidades de retornar a tu fuente, si te animas la vida te lleva por el camino de tus vivencias constructivas y te descubres disfrutando de guardados placeres, dejas de gozar el sacrificio en pos de y comienzas a vivir tu vida.
Por supuesto que nadie te garantiza que no haya sinsabores en el nuevo sendero, pero ya no le temes a mirar hacia atrás, porque comienzas a utilizar ese dolor como motor de lo contrario, y no es rencor, es claridad de lo que fracasó y no fue ni será ofreciéndote la oportunidad de hacerlo de otra manera.
Pero obviamente esa es una elección que deberás enfrentar tú sola.
Hasta las cosas mas dolorosas en esta vida abren nuevos caminos. Feliz de verte volver a ser quien sos en todo tu esplendor. Te amo
ResponderBorrarLo escribio Sabri que te conoce desde que era una celula creciendo en el mundo de tu cuerpo...yo tambien que te veo mas alla de esta vida;"Feliz de verte volver a vos ,poderosa y admirable ser alado. Bienvenida a tu eje, para felicidad de todos!
ResponderBorrarQué valioso poder verte a vos misma y tomar el compromiso de ser verdadera. Cuánta identificación que no puedo negar. Admiro tu claridad de poner tu vivencia en palabras, y tu fuerza para atravesarla. Así como todos somos uno, siento que hablas de mí, y de todos.
ResponderBorrarGracias! Hablo de mi y de todos. Ciertamente somos uno.
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