Cuando el amor se rompe por una traición y se hace añicos, tu alma parece perderse en un interminable limbo en el que flotas sin sentido alguno, transcurres en tu mundo anestesiada por el dolor y tu cuerpo cual autómata asiste a tu trabajo, prepara la cena, atiende a tus hijos, paga los impuestos, ordena papeles... Pero luego del día transcurrido llega la noche, la cama inmensa te devuelve la certeza de la soledad y es allí cuando lloras a solas, te retuerces del dolor, puteas, golpeas tu almohada hasta que te duelen los brazos, luego te preguntas, te culpas, te vuelves pequeña e invisible, y cuando parece que nada podrá rescatarte de la pérdida de ese sentimiento que deja la traición surge la mujer que llevas dentro, la guerrera.
Esa amazona que se mueve por instinto, la ancestral, la visceral y te levantas cada día gracias a la fuerza que ella le presta a tu mujer vapuleada por las circunstancias. Si la dejas ella te marcará el camino hacia tu reencuentro, y si respondes a tu valentía descubrirás que las lágrimas tienen un límite y que reaparecen tus viejas pasiones, aquellas que guardaste en un pequeño cajón como parte de tu ofrenda a ese amor que elegiste en su momento.
Y cada día descubres que eres más tú y menos lo que se espera de ti, y así lentamente te vas alejando del maldito goce de sufrir y comienzas a parirte de nuevo, sólo sufres el dolor del parto, de abrirte paso nuevamente a la vida y si te piensas y te buscas y no te olvidas quien eres comienzas a ser GENUINA.
¡Bienvenida de nuevo a la vida!
GENUINA: adjetivo
Que conserva con total pureza o autenticidad sus características propias o naturales.
Que maneras más curiosas de recordar tiene uno, que maneras más curiosas: hoy recuerdo mariposas que ayer sólo fueron humo, mariposas, mariposas que emergieron de lo oscuro bailarinas, silenciosas. Silvio Rodríguez
martes, 27 de diciembre de 2016
miércoles, 14 de diciembre de 2016
El tiempo
Cuando tu tiempo interno se impone, el reloj se destroza, las horas se desintegran y solo puedes medir la vida a través de las experiencias transcurridas. Así se suceden momentos intensos, increíbles, tuyos, verdaderos, cargados del hacer o no hacer por decisión propia.
Convertir tus verbos en acciones profundas que colman el día y de ese modo, comprobar que las horas se convierten en anécdotas, sucesos, aprendizaje, llanto, risas, aromas, imágenes, sabores, música y danza.
Súbitamente comprendes la teoría de la relatividad y sorprendida observas como la maquinaria de tu reloj pierde sentido, han pasado escasas horas desde el inicio del día pero has vivido tan intenso cada minuto, cada hora , cada día.
Es entonces cuando descubres el "efecto mariposa", comprendes que un ser tan pequeño y frágil en apariencia puede generar un efecto enorme en la vida misma y nuevamente te sientes una mariposa capaz de provocar en cada movimiento propio y sutil la detención o aceleración del tiempo con el simple batido de tus alas.
Convertir tus verbos en acciones profundas que colman el día y de ese modo, comprobar que las horas se convierten en anécdotas, sucesos, aprendizaje, llanto, risas, aromas, imágenes, sabores, música y danza.
Súbitamente comprendes la teoría de la relatividad y sorprendida observas como la maquinaria de tu reloj pierde sentido, han pasado escasas horas desde el inicio del día pero has vivido tan intenso cada minuto, cada hora , cada día.
Es entonces cuando descubres el "efecto mariposa", comprendes que un ser tan pequeño y frágil en apariencia puede generar un efecto enorme en la vida misma y nuevamente te sientes una mariposa capaz de provocar en cada movimiento propio y sutil la detención o aceleración del tiempo con el simple batido de tus alas.
lunes, 5 de diciembre de 2016
El hogar del rencor
Me pregunto en ocasiones dónde habita el rencor, y no sólo donde habita sino cómo es ese lugar en el cual pareciera no haber espacio para nada más.
A lo largo de mi vida he conocido personas que no tienen habitaciones disponibles en su espacio vital para albergar un habitante tan sórdido y desvastador pero también he convivido con otras que parecen casas tomadas por él.
Un inquilino semejante barre con cualquier contrato, suele no respetar las reglas que creímos impuestas, abusa, invade, ocupa y finalmente toma por completo al cuerpo que lo aloja. Es muy difícil mantenerlo a raya, aquellas personas que dicen controlarlo o dominarlo no suelen mirarse mucho al espejo sino huirían de su propio reflejo.
El rencor es como la humedad, carcome los cimientos, corroe, destruye lentamente, se pronuncia de a poco como el orín de los metales o las grietas de las paredes.
He conocido rencores lívidos como la muerte, otros rojos como la rabia misma, otros solapados de colores pastel y otros que salen como huracán a arrancar todo vestigio de alegría y esperanza.
Quién o qué origina semejante inquilino, no lo sé, todo depende del locatario. Podría ser envidia, una traición, una mentira, un mejor puesto en el trabajo, la sensación del yo no puedo, el miedo oculto en otro traje, la impotencia, un enojo sin resolver, tantas emociones y ningún sentimiento.
La pregunta siguiente será cómo desalojarlo y la respuesta dependerá de cada propietario, no será fácil, o sí, la cuestión es elegir.
A lo largo de mi vida he conocido personas que no tienen habitaciones disponibles en su espacio vital para albergar un habitante tan sórdido y desvastador pero también he convivido con otras que parecen casas tomadas por él.
Un inquilino semejante barre con cualquier contrato, suele no respetar las reglas que creímos impuestas, abusa, invade, ocupa y finalmente toma por completo al cuerpo que lo aloja. Es muy difícil mantenerlo a raya, aquellas personas que dicen controlarlo o dominarlo no suelen mirarse mucho al espejo sino huirían de su propio reflejo.
El rencor es como la humedad, carcome los cimientos, corroe, destruye lentamente, se pronuncia de a poco como el orín de los metales o las grietas de las paredes.
He conocido rencores lívidos como la muerte, otros rojos como la rabia misma, otros solapados de colores pastel y otros que salen como huracán a arrancar todo vestigio de alegría y esperanza.
Quién o qué origina semejante inquilino, no lo sé, todo depende del locatario. Podría ser envidia, una traición, una mentira, un mejor puesto en el trabajo, la sensación del yo no puedo, el miedo oculto en otro traje, la impotencia, un enojo sin resolver, tantas emociones y ningún sentimiento.
La pregunta siguiente será cómo desalojarlo y la respuesta dependerá de cada propietario, no será fácil, o sí, la cuestión es elegir.
viernes, 2 de diciembre de 2016
Como mariposa herida.
Las alas de las mariposas poseen un maravilloso componente llamado quitina, es un material muy resistente que les da fortaleza a las alas. He pensado que quizás las mujeres poseamos quitina en nuestra estructura femenina, de no ser así ¿Qué nos hace tan fuertes?.
Como soportaría una mujer el dolor de parir al sentir que sus caderas se parten y se desgarra su vagina dando paso a la vida, o cómo soportaría una mujer el dolor de un vientre inerte en espera inútil del fruto que no prospera.
Sin embargo extendemos nuestras alas y soportamos el vuelo hacia el final del túnel que propaga la vida, extendemos nuestras alas y cobijamos al niño sin vientre y lo hacemos parte de nuestro ser compartiendo el vuelo.
Desde el momento en el que rompemos nuestro capullo para enfrentarnos al viento, la lluvia, la brisa, el sol y la noche confiamos en el poder de nuestras alas. Pero dado que este poder reside en nuestro interior y nuestro exterior, el expuesto muchas veces está sujeto a la manipulación de un otro que puede tomar nuestras alas con descuido, quizás atraído por la belleza de sus colores, por la tersura de su tacto, por la certeza de su vuelo o por la libertad de su derrotero.
Otros podrán envidiar la fuerza de esas alas invisibles que portamos y tratarán de cortarlas, asirlas a un papel, un bello marco dorado o una caja transparente.
Así la mujer mariposa puede perder su brillo y su capacidad de volar y así como mariposa herida posada en un rincón de la vida permanecer hasta apagarse.
Pero creo que la quitina interior que existe en cada una de estas mujeres mariposas puede emerger en la medida que lo elijan, aún ante la más cruel de las manos que te rocen, aún ante la manipulación más horrenda y rastrera, aún ante la humillación y la traición, aún así posees, MARIPOSA HERIDA, tu componente maravilloso... Decisión.
Como soportaría una mujer el dolor de parir al sentir que sus caderas se parten y se desgarra su vagina dando paso a la vida, o cómo soportaría una mujer el dolor de un vientre inerte en espera inútil del fruto que no prospera.
Sin embargo extendemos nuestras alas y soportamos el vuelo hacia el final del túnel que propaga la vida, extendemos nuestras alas y cobijamos al niño sin vientre y lo hacemos parte de nuestro ser compartiendo el vuelo.
Desde el momento en el que rompemos nuestro capullo para enfrentarnos al viento, la lluvia, la brisa, el sol y la noche confiamos en el poder de nuestras alas. Pero dado que este poder reside en nuestro interior y nuestro exterior, el expuesto muchas veces está sujeto a la manipulación de un otro que puede tomar nuestras alas con descuido, quizás atraído por la belleza de sus colores, por la tersura de su tacto, por la certeza de su vuelo o por la libertad de su derrotero.
Otros podrán envidiar la fuerza de esas alas invisibles que portamos y tratarán de cortarlas, asirlas a un papel, un bello marco dorado o una caja transparente.
Así la mujer mariposa puede perder su brillo y su capacidad de volar y así como mariposa herida posada en un rincón de la vida permanecer hasta apagarse.
Pero creo que la quitina interior que existe en cada una de estas mujeres mariposas puede emerger en la medida que lo elijan, aún ante la más cruel de las manos que te rocen, aún ante la manipulación más horrenda y rastrera, aún ante la humillación y la traición, aún así posees, MARIPOSA HERIDA, tu componente maravilloso... Decisión.
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