Escribir es traer al papel aquello que vive en tu imaginación, encontré esta frase entre mis decenas de anotaciones que aguardan seguir creciendo en trozos de papel, cuadernos empezados, Word de la notebook, y hasta en el block de notas del celular.
Cada vez que me reencuentro con alguna idea que había
escrito se produce una extraña alquimia, es como si ese pensamiento pasado
cobrara vida presente y disparara la posibilidad de gestarle un futuro.
Ciertamente me sorprendo a mi misma trayendo nuevamente al papel aquello que
había quedado archivado en algún sector de mi mente, como si mi imaginación
tuviera un inmenso archivero lleno de pequeños cajones en los que se guardan
párrafos de historias, lugares inhabitados, personajes llenos de polvo, ideas
varias y frases que aspiran a convertirse en célebres pensamientos.
Cada escritor o escritora tiene su propio recorrido, sus
propios rituales y sus propias fuentes de inspiración y que maravilloso es que
haya tantos modos como escribientes. Cuántas veces me ha sucedido escribir un
texto y no leerlo por mucho tiempo por diferentes motivos y de pronto al abrir
un cuaderno viejo o una impresión que estaba guardada en un cajón me encuentro
con aquellas palabras ordenadas en una oración, de un modo, con una estética y
quizás con un sentir que ya no es el mismo y entonces resignifico el texto, me
dejo sorprender y transportar a otro momento, otro lugar y otro yo. Hasta puedo
jugar a retrucarme, desdecirme y replantearme cada idea, cada posición, cada
posibilidad. ¿Les ha sucedido?
¿Y las cartas?, que
triste que ya no nos escribamos cartas, que ya no nos encontremos sobres entre
las hojas de un libro que hace mucho tiempo no leemos. Las cartas poseen esa
magia de lo que ha sido registrado no solo por lo que se escribe sino porque
generalmente llevaban la mágica impronta del puño y letra, esos garabatos que
cobraban significado porque provenían de personas que conocíamos de algún modo.
Existen maravillosas colecciones de cartas que se
convirtieron en entrañables libros y que nos invitan a descubrir lo íntimo de
una relación epistolar en la que cada palabra tiene un peso especial.
Imperdibles las “Cartas de amor a Laura” de Pablo Neruda o
“Grandes cartas de amor” de Manuel Do Santo en el que se pueden leer más de 50
cartas escritas por grandes personajes como Napoleón, Mozart, Virginia Wolf o
“La última carta de amor” de Jojo Moyes que ahora la pueden ver en película en
Netflix, aunque el libro siempre supera a la producción cinematográfica,
conmueve desde el inicio hasta el final.
Por eso al releer que escribir es traer al papel aquello que
vive en nuestra imaginación también podríamos pensar que en ocasiones es traer
al presente lo que estaba guardado en el pasado.
¿Ustedes que traerían al papel?
Maruxa
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